¿Qué hace el Espíritu Santo en la Encarnación?
- Provincia Minuto de Dios
- 3 dic 2016
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El Espíritu Santo tiene un lugar destacado en el misterio de la Encarnación. Cuando el Ángel Gabriel anuncia a María que tendrá un hijo, le dice que esto sucederá porque "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra." (Lc 1,35).
Si este Espíritu es tan importante en la Encarnación y si nosotros debemos honrar y prolongar en nuestra vida el misterio de la Encarnación, entonces, ¿qué hace el Espíritu Santo en nosotros, los cristianos? Pues bien, san Juan Eudes tiene una respuesta muy pertinente.
Dice el santo del siglo XVII:
"El Espíritu Santo ha actuado para hacernos cristianos. Porque ha sido él quien formó a nuestro Redentor, nuestro Salvador y nuestra Cabeza en las entrañas de la santa Virgen. Él lo animó y condujo en sus pensamientos, palabras, acciones y sufrimientos y en el sacrificio que hizo de sí mismo en la cruz para hacernos cristianos, conforme a la palabra de Dios: Por medio del Espíritu eterno se ofreció a Dios (Hb 9, 14)".
Por tal motivo, san Juan Eudes llega a la conclusión de que el Espíritu Santo forma a Jesús en nosotros, la iglesia, como lo formó en las entrañas de María:
"Y después que Cristo subió al cielo, el Espíritu Santo fue enviado a este mundo para formar y establecer el cuerpo de Jesucristo que es la Iglesia y aplicar los frutos de la vida, de la sangre, pasión y muerte de Jesús. Sin la venida del Espíritu Santo en vano hubiera sufrido y muerto Cristo."
En Síntesis, el Espíritu Santo, en la Encarnación, forma a Jesús en las entrañas de María y, por consiguiente, cuando nosotros contemplamos el misterio de la Encarnación y decidimos prolongarlo en nuestra vida diaria, el Espíritu Santo se encarga de formar a Jesús en nosotros como lo ha formado en las entrañas de María. ¡Bella realidad!
Esta bella síntesis hace concluir a san Juan Eudes: "Espíritu divino, me entrego totalmente a ti para que tomes posesión de mí y me conduzcas en todas las cosas. Haz que viva como un hijo de Dios y miembro de Jesucristo; como quien ha nacido de ti y te pertenece en plenitud".
Fuente de los textos de san Juan Eudes: Leccionario Propio No. 18: El Espíritu Santo y el cristiano.
